viernes, 28 de marzo de 2008

Un encuentro aceitoso

Una mañana visitamos las ruinas de la inmensa ciudad romana de Volúbilis (cerca de Fez, Marruecos). Allí vimos una rueda de molino con la que los romanos trituraban las aceitunas.

Esa misma tarde, en una aldea a pocos kilómetros de Volúbilis, encontramos a una familia que trabajaba con la mismísima tecnología de hace dos mil años.

Nos acercamos a saludar y enseguida sacaron un plato con dos dedos de aceite y una hogaza para que mojáramos en él. Luego llenaron una botella de plástico con litro y medio de aceite y nos la dieron. Quisimos pagarla, pero como no querían aceptar ningún dinero, les regalamos unas camisetas y unas botas viejas que llevábamos en el coche. Una de las mujeres hizo en el momento una gran tortilla y nos aculillamos en corro para comerla a ocho manos.


Nos acordamos mucho de Antonio, el hombre mejor lubricado del mundo (1 y 2).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeje! te he pillado esta entrada es un refrito!!!

Ez haserretu Ander! broma da.

La verdad es que me gusta mucho tu blog, lo encontre buscando vespas hace unos cuantos meses. De hecho me estoy aficionando a las cronicas viajeras.

Zorionak Blog polit eta berexi honengatik!

Ondo ibili ta asko idatzi!!!!

Nahum dijo...

¡Tostadas con aceitico y sal!

No hay mejor desayuno, Antonio lo sabe. Quizá las eche de menos allá en el Midwest.

Ander Izagirre dijo...

¡Andalamar! ¡Creía que lo tenía pendiente de publicar! Busco en el archivo y veo que ya lo colgué hace tiempo... Bueno, anónimo, lo dejaremos como testimonio de un refrito, pero refrito con finísimo aceite de oliva. Ezagutzen al zaitut?

eresfea dijo...

A mí esta repetición sólo me confirma que Josema no se muda nunca de camisetas en Marruecos. Ander, tranquilízanos y dinos que se cambió al menos una vez el calzoncillo.

Ander Izagirre dijo...

Eresfea, ese tema es todo un clásico que se despliega en apasionantes ramificaciones durante las cenas de los viernes.

Esa camiseta vio naves arder más allá de Marrakech. Y nunca le vi cambiarse de calzoncillos, pero diría que lo hizo.

Josema presume de un curioso logro. Cuando recorrimos los Alpes en bici, desde Mónaco hasta Austria, subiendo y bajando todos los puertarracos míticos del ciclismo, pedaleó las veinte etapas y los cuarenta puertos con el mismo maillot... y presume de que el maillot no olía. A pesar de que sus compañeros de pedaleo nos escandalizábamos, su insistencia en el asombroso fenómeno consiguió que metiéramos la nariz en la sobaquera y ¡tuvimos que darle la razón! Aquel misterioso tejido, probablemente diseñado por ingenieros exobiólogos de la Nasa, ¡no olía a nada!

eresfea dijo...

Ya sé que Josema hizo sus pinitos como actor en la Euskal, pero de ahí a que se convierta en una estrella de Héroes... No sé, no sé.

IMANOL dijo...

Tienes alguna foto de Josema sin el carrillo a reventar??

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