"Y en el centro de la bahía, la inmóvil isla de Santa Clara", escribió el alumno. Intenté explicarle por qué sobraba el adjetivo. Y me respondió a media voz: "Ya, pero es que yo suelo escribir poesía".
Poesía, poesía.
Yo poesía un gato,
pero se escapó
el muy perro.
(La foto la encontré aquí)
11 comentarios:
Ander:
No dejes de leer "Virutas de taller", de Miguel d'Ors. Encontrarás argumentos, citas, versos y ejemplos para tu alumno y otros como él, aunque ya sé que no te hacen falta.
Pues a mí me gusta esa aliteración de la isla inmóvil, como una ola de hielo o de piedra, etc.
Ánimos (a ti y al alumno).
JMC, anoto el libro de D'Ors. No lo he leído.
También tomo nota, Javi. Y gracias, e.g-máiquez
Pues no parece tordo el alumno, no. Claro que, tratándose de poesía, quién sabe... Saludos.
Santa Clara, no sé, pero hay islas que son balsas de piedra, y flotan y, a veces, quedan varadas. Los mismos continentes, que son islas muy grandes, no están inmóviles.
Poesía no sé. Pero esa foto es lirismo puro. Impresionante belleza.
¡Quién sabe si Santa Clara se mueve o deriva!
Cierto: la geología desmiente el pleonasmo.
En Santa Clara (y en el monte Urgull) vive una subespecie endémica de lagartija: Podarcis hispanica sebastiani. ¿La habrá visto eresfea?
Ves? Ya dudas. Si es que no hay manera de enseñar a escribir...
En realidad, la geología descarta el adjetivo. La isla se mueve, por supuesto. ¡Todo si muove!
¿Eliminamos "inmóvil" del diccionario? Sólo hay que decidir si escribimos en escala humana o geológica. Una duda que no nos esperábamos en la tarea de enseñar a escribir, ¿verdad, Paco?
Bien dicho, sí señor. Así se habla.
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