lunes, 10 de marzo de 2008

Mudanza (1). Póngame medio metro de libros de Asia

Andamos de mudanza y una de las consecuencias es que por fin puedo juntar casi todos mis libros, que hasta ahora andaban desperdigados en diversas estanterías y cajas en un radio de 450 kilómetros. Dejaré los libros menos interesantes, los tochos monumentales y las colecciones de revistas en casa de mis padres y podré juntar todos los demás en una sola biblioteca. Pero se me plantea una duda: ¿cómo los organizo?

Aquí va la narrativa española y la hispanoamericana, luego los estadounidenses, los rusos, los europeos... Los libros en euskera. Los libros grandotes de fotos. Los tintines, los astérix y los cómics. Los de vespas (una buena colección, ¡y todos regalados!). Los de ciclismo. La ciencia ficción. Los de periodismo, los diccionarios, los casados, grijelmórum y similares...

La mayor parte la ocupan los libros de viajes: literatura, reportajes y guías de muchas regiones del planeta. Empiezo a agruparlos según un criterio geográfico: los libros de tema europeo, los africanos, los norteamericanos, los sudamericanos...; después, una zona aparte para los libros españoles, y otra más para los vascos. Pero saco de una caja los libros de Kapuscinski y me niego a desperdigarlos por la biblioteca según los continentes de los que traten: está claro que deben ir todos juntos. Y los de Thubron y los de Leguineche y los de Noteboom... Esos también deben ir agrupados por autor. ¿Cómo hago, entonces?

¿Y dónde pongo a Steinbeck? Junto a los libros de viajes norteamericanos no estaría nada mal. ¿Lo separo, entonces, de la narrativa estadounidense? ¿Y los libros de Chéjov con consejos para escritores y periodistas? ¿Los pongo con los rusos o con los de periodismo? ¿Y Josep Pla? Me gustan tanto su Viaje a pie y su Viaje en autobús, que me gustaría incluirlo en las baldas viajeras. Pero son libros de bolsillo y tampoco puedo ponerlos entre otros muy grandes, aunque sean de tema parecido, para mantener un poco de orden y geometría. No me aclaro.

Lo primero que vendió Francis en la librería Metrópolis fue un libro rosa. Un abuelo le pidió consejo para regalarle un libro a su nieta.

-¿Qué edad tiene?
-Siete años.
-¿Le gusta leer?
-No.
-¿Y qué gustos tiene?
-No sé... el color rosa.

Y compró un libro rosa.

En estos días de criterios bibliotecarios extraños, me veo como aquel abuelo. Ando un poco perdido en la zona central de una balda, buscando alguna transición entre los autores y temas que vienen de un lado y los que vienen del otro. Y maldigo a Bill Bryson por no haber escrito un libro africano. Me habría venido de perlas.

PD: Espera, espera, acabo de leer El antropólogo inocente, de Nigel Barley, el divertidísimo relato de un antropólogo que pasa dos años con una tribu camerunesa. ¡El enlace perfecto entre África y Bryson!

PD2: Orientadme. ¿Cómo ordenáis vuestros libros, si es que lo hacéis?

25 comentarios:

Marc Roig Tió dijo...

Con Mòmo lo hemos discutido a menudo, pero la solución es clara: la biblioteca es del bibliotecario y, aunque aparentemente no haya orden, todos los libros están en su sitio. La biblioteca de casa (sección literatura) está ordenada en idiomas, género y, a veces, autores y colecciones; pero el orden final lo impone el tamaño del libro: los bajos con los bajos y los altos, donde quepan.

Podemos hacer la prueba: pregúntale un título a Mòmo y que te diga dónde está. Yo, desde Sant Pol, comprovaré si ha acertado el estante.

Ander Izagirre dijo...

Me gusta el juego, Marc. Pero no sé qué libros tenéis. Daré una lista de libros y autores, a ver si acierto con algunos (y si no, mándame la lista por mail y yo la pongo aquí, para que la vea Mòmo):

-El Quijote.
-Carver.
-García Márquez.
-Delibes.
-Manuel Rivas.
-Dostoievski.
-Kapuscinski.

J. dijo...

Me recuerda ésta a una entrada de Peter. El sábado me entretuve ordenando mis libros. Como esteta, me decidí por colecciones y editoriales. Quedó bonito. Soy un poco como el abuelo "rosa".

Anónimo dijo...

Sin dudarlo, por fecha de compra, je, je... debieras leer o ver "Alta Fidelidad", al protagonista le ocurre lo mismo con sus vinilos...

Yo tengo pocos, pero:

1.Narrativa: por orden alfabético de autor y en cada autor, por fecha de publicación.
2.Los de cine
3.Los de marketing de cine
4.Los de música
5.Los de fútbol
6.Los de whatever

Ander Izagirre dijo...

Sí, Charly, ordenarlos según la fecha de compra (o mejor aún, por fecha de lectura) compondría una biblioteca biográfica muy reveladora.

¿Dónde tienes el libro de Carletto? ¿En el apartado 2 o en el 5?

Anónimo dijo...

Tengo una amiga que trabaja como documentalista desde hace más de diez años. En su casa, ordena los libros por colores.

eresfea dijo...

Por temas:
Montaña.
Viajes.
Estudios (bibliografía de asignaturas).
Geología.
Vegetales y hongos.
Animales.
Fotografía.
(En estos campos temáticos ordeno por el tamaño de los libros, que encajen bien y punto).
Novelas y cuentos: por apellidos, de la A a la Z.
Otros: técnica de la montonera.

Anónimo dijo...

el de Carletto es el que separa los de Fútbol y los de Cine, por supuesto...

alvarhillo dijo...

La nuestra es como la casa del herrero. Mi chica es bibliotecaria, trabaja en la municipal y la nuestra es un caos de aquí te espero.(Nos falta tiempo).
Por otra parte, leí que Ortega y Gasset tenía todos los libros y documentos en un caos que solo él, con su prodigiosa memória sabía controlar. Dicen que partía los libros e introducía en el bolsillo el trozo que estaba estudiando y que en las sillas y mesas, no solo de su despacho se amontonaban pilas de documentos y sin embargo sabía en todo momento donde estaba cada cosa. Cuando una pila amenazaba con derrumbarse, la ataba con un cordel y le ponía una tarjeta que rezaba "lo que estaba en la silla de la derecha de la cocina".

momodice dijo...

Puedes meterlos en varias, muchas cajas, y mandarlos a distintas cárceles. Allí sabrán cómo ponerlos en una estrechísima balda. Total..., si ya los has leído.

momodice dijo...

Y ahora en plan broma:
Un lado de literatura en castellana, otro en euskera, otros traducidos; ensayo. Todos en orden alfabético de autores.
Cómics, guías de plantas, de viajes, poesía; libros inclasificables, de fotos y cosas: como dios nos dio a entender.
Diccionarios, sinónimos, lengua en general, en orden de uso. Lo más requerido, cerca.
Libros de toros.
Un mueble entero de asignaturas pendientes. En el orden en que llegan.
Álbumes de fotos nuestras, libros de cocina según cayeron.

Una buena colección de libros que no sé si están del derecho o del revés: acituán aíreinegni, ojatsed a socrab, o algo así.

La Biblia.
El libro de familia, la cartilla de la BBK y los pasaportes.

Mucha página.

Nunca han estado tan bien ordenados como cuando Ludi, la señora de la limpieza, decidió meter mano. Nunca supe cuándo había sido, hasta un día que estaba hablando por teléfono, miré la estantería y se me cayó la vista por un abismo: los libros estaban ordenados por, primero, colores, segundo, estaturas. Parecían la secuencia de las teclas de un piano.
Nunca en mi caos he sabido reproducir otra vez esa perfección.

Allendegui dijo...

Para qué los quieres ordenar? Dejalos tranquilos. A los libros les gusta estar tranquilos, sin que nadie les dé órdenes. Pero si te empeñas, ordenálos por equipos de fútbol. Por ejemplo, los de Kapuscinski ponlos con los libros aficionados al Legia de Varsovia... a los de Cervantes, ponlos con los libros aficionados al Alcalá... y a los de Thomas Pynchon... a esos no les gusta el fútbol, así que tenemos un problema. Ponlos con los de la Vespa, para que vespabile un poco.

JM dijo...

Tienes un problema... los libros se mueven por las noches, así que, sea el orden que sea el que al final impongas, ellos lo subvertirán en menos que canta un gallo... la única manera es ponerlos con otros libros con los que se sientan cómodos, con los que tengan temas en común de los que hablar... así, por ejemplo, poner el quijote al lado de una guía de Castilla la Mancha, encajonada entre aquel grande de fotos de molinos del mundo. Al otro lado, la guía del autoestopista galáctico... (Aviso: nunca pongas al Quijote junto a ningún libro de Tirso, parece ser que se llevaban fatal).De todas maneras, no desesperes, al final, lo hagas como lo hagas, no podrás evitar que alguno de ellos se vaya a tomar un cafelito con el libro aquel tan mono que te compraste en tánger sobre los espacios privados femeninos en la cultura islámica... espera, ese es mío... bueno, en caso de que algún libro tuyo aparezca en mi biblioteca, te avisaré ;)

Ander Izagirre dijo...

Me gustan mucho los criterios que habéis aportado. Reordenaré la biblioteca una vez al mes, cambiando de criterio: por colores, por afinidades futbolísticas, autores cuyo apellido empiece por vocal y autores cuyo apellido empiece por consonante, temperatura que hacía el día que compré cada uno de los libros... Y se me ocurre la solución definitiva: en vez de colocarlos con el lomo hacia fuera, colocarlos con el lomo hacia dentro. Así no hay manera de distinguir los libros y todo resulta mucho más misterioso.

Ander Izagirre dijo...

Mómo: tu hermano me manda una lista de libros para ver si eres capaz de ubicarlos. Dice que la lista es fácil y que adivinarás al menos 4 de 5.

-El viejo y el mar
-Hijos de Torremolinos
-Ébano
-Rayuela
-Cuentos de Chéjov

mòmo dijo...

Voy a probar, antes de leer los comentarios: El quijote: hay algunos en la estantería 22 o 23; otro, antiguo, en la vitrina; otro, grandote, abajo. Carver, no esté (y es la segunda vez que lo reconozco hoy, y sólo son las 10:30). García Márquez: hay uno (cien años de soledad) en la 9 o 10, otro (noticia de un secuestro) en la 22 o 23 (cuestiones de tamaño); no hay más porque no creo que lo merezca. Delibes: es casi omnipresente, desde la estantería que hay encima de mi cama para libros desproporcionados, a la 3 o 4 con el hereje a la sección juvenil con tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados... Manuel Rivas: 26, con mis libros de periodismo. Dostoievski, sobre todo, en la vitrina y en la 1 o 2; Kapuscinski: 27 o 28.

mòmo dijo...

El viejo y el mar: ¿10?
-Hijos de Torremolinos: 3
-Ébano: 28
-Rayuela: 20
-Cuentos de Chéjov: 16

Y basta ya de ponerme a prueba. Sé dónde están mis libros, más o menos, porque los añoro. Si los tuviera aquí conmigo, donde no hay casi estanterías ni muebles, acabarían en la nevera, en un armario o dentro del bolsillo de un abrigo.
Un criterio que no ha salido: por altura del usuario. En casa, los de Joana, en la balda de abajo, los míos en la de en medio; la de arriba sigue libre porque ninguna la alcanzamos.

Marc Roig Tió dijo...

Lo dejaremos en un 3 y medio, jeje. El viejo y el Mar está en la 1. Rayuela te cuenta medio punto porque no es la 20 sino la 25; más que un fallo, ha sido un despiste. Los demás son correctos. Y los del post anterior, también (aunque jugando con 2 baldas era más fácil acertar).

Anónimo dijo...

No sé si los que preceden en los comentarios tienen hijos pequeños y padres preocupados en fomentar la aventura de leer. En mi casa, dos estrategias: por colecciones y, fuera de ahí, por orden alfabético.

Ander Izagirre dijo...

¡Jobá con los Roig Tió! ¡Tenéis los estantes numerados!

No se me había ocurrido el criterio físico, según la altura de los habitantes de la casa, como apuntan Mòmo y Maj.

Marc Roig Tió dijo...

No sólo numerados; existen también otras denominaciones como: "a baix" [a bajo, en el salón] (para gran formato), "vitrina" (para los libros valuosos) y "mare" (para los espirituales). Porque cada libro tiene su ficha, aunque necesitamos una pequeña actualización. El atributo "tamaño" suele inlfuir en el correcto orden de la biblioteca.

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Ander, por tu comentario en mi blog...Un saludo, desde La Rioja.

Anónimo dijo...

Yo también soy de la opinión que a los libros hay que dejarles aire, que al final acaban cayendo donde deben estar y que, estén donde estén, por alguna extraña razón nosotros siempre sabemos dónde andan. Sólo tengo una sugerencia, antes de recolocarlos huélelos, verás qué placer!

Silvia :)

Ander Izagirre dijo...

Silvia, tu sugerencia puede desencadenar un ataque de estornudos si los libros llevan mucho tiempo sin conocer un plumero. Pero tienes razón. Recuerdo unos tomos de Agatha Christie (tres novelas en cada tomo) que olían a piña.

Anónimo dijo...

El lector

Aquella mañana de abril, como tantas otras veces, Gérard Briançon fue a la librería de su barrio y recorrió de arriba abajo el pasillo del fondo. Hojeó incansable novelas, poemarios y libros de cuentos. El método era el de siempre: elegía un ejemplar al azar, se lo acercaba, abierto, a la cara, y aspiraba profundamente, dejando que el intenso aroma del papel impreso le acariciara los pulmones. Así, según los matices de olor de los libros, compraba uno u otro. Ese día se decidió por una edición bastante austera de El extranjero, de Camus.

–Bonjour, Gérard– le saludó el librero, orgulloso de su francés.
–Bonjour, don Pedro. Me llevo éste.

Al salir de la tienda subió por la calle de las lechugas y se montó en la línea 7 del tranvía. Después de acomodarse en uno de los asientos del fondo, en el lado de la izquierda –donde daba más el sol durante el trayecto–, abrió el libro, lo volvió a oler reafirmándose en su elección y comenzó a leerlo. Cuarenta minutos después se bajó en la parada del Parque de la Luna. Muy cerca estaban haciendo obras. Un museo floral, decían. Un enorme camión rojo lleno de arena se acercaba para descargar cuando Gérard, distraído entre las páginas de Camus, se puso a cruzar la calle.

El volantazo del camionero evitó que Gérard resultara atropellado. Sin embargo, el vehículo se ladeó bastante en la maniobra y derramó muchísima arena. Gérard quedó sepultado bajo una montaña de tierra roja. Roja como el sol que describía El extranjero. Pronto le sacaron de allí; el anciano era fuerte, y salió ileso del accidente. Sólo perdió una cosa: el olfato. Había aspirado demasiada arena en busca de aire. Desde aquel día, jamás volvió a leer un solo libro.

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