martes, 16 de octubre de 2007

Los últimos exploradores




Como decía ayer, las ruinas emergidas del pueblo de Tiermas y sus manantiales ahogados me recordaron a ciertas personas que practican una afición tremenda: los espeleobuceadores. Combinan exploración, ciencia y deporte en condiciones tan extremas que a menudo están enganchandos a la vida sólo por un hilo (literal). A cambio, pisan lugares en los que nunca jamás ha estado ningún ser humano. Y además ofrecen una idea sencilla y barata para conseguir agua, mucha más agua que la que nos proporcionan los embalses, y sin necesidad de inundar tierras ni ahogar pueblos.

Este verano escribí un reportaje sobre el espeleobuceo (El Diario Vasco, 1 de septiembre de 2007). El reportaje empieza así:

"Miguel Castro, estellés de 43 años, y sus siete compañeros del grupo navarro Tritón son espeleobuceadores. Es decir, personas que cuando ven un manantial sienten unas ganas locas de meterse en el agua, colarse por la boca de la surgencia y bucear, montaña adentro, por estrechas y serpenteantes galerías inundadas. A menudo desembocan en salas por encima del agua, donde pueden caminar y tomar aire sin ayuda de las botellas. Y a veces descubren cavernas del tamaño de una catedral, sumidas en una oscuridad absoluta, por cuyas paredes caen cascadas de una belleza escalofriante que nadie ha visto jamás, hasta que los espeleobuceadores las iluminan con sus focos.

Otras veces las galerías bajan a unas profundidades muy arriesgadas, donde la presión del agua altera el nitrógeno del aire embotellado y puede producir narcosis: la temible borrachera de las profundidades. Entonces los buzos se desorientan, se angustian, buscan la salida con movimientos frenéticos, empiezan a chocar contra las rocas y sufren ataques de pánico. Se mueren literalmente de miedo. Otro de los riesgos consiste en perder el hilo guía, la única manera de encontrar la salida cuando el agua es demasiado turbia y un buzo no puede verse ni las manos. Hay quien se pierde y da tumbos por el laberinto hasta que se le acaba el aire".

El resto se puede leer aquí.

(Las fotos son propiedad del Grupo Tritón).

14 comentarios:

mòmo dijo...

Tentador y escalofriante.

mòmo dijo...

Si se me ofreciera la oportunidad, ¿ganaría la curiosidad o el miedo?... Ni idea.

Ander Izagirre dijo...

Mòmo, es una de esas cosas que sé que nunca haré. Ni yo ni casi nadie. Miguel (el espelobuceador) insiste mucho en una cosa: ni siquiera los buzos de mar más experimentados deberían atreverse a bucear en cuevas inundadas sin una formación previa, sin el material adecuado y la ayuda de los expertos. Porque, según él, es un buceo muy distinto y se deben tener en cuenta medidas de precaución muy peculiares.

Lo más parecido que hago al espeleobuceo es ir cada quince días a ver a la Real Sociedad.

Anónimo dijo...

Terrible.
Y Miguel Castro tiene 43 años, ¿eh? Y ahí sigue, dejándose engullir por las entrañas acuosas de la tierra... Es fascinante. Y terrorífico. La verdad que tienen mucho mérito, sobre todo también si son capaces de jugarse la vida por conseguir agua sin tener que anegar pueblos y valles. He visto fotos en su web, algunos lugares son realmente fascinantes e inéditos.

Lo de la Real también es un proeza, Ander. jejeje.

Respecto a la anterior entrada, lo de Tiebas y el azul Islandia... ¿Has estado en Islandia? Es un lugar al que le tengo ganas.

Un saludo.

Ander Izagirre dijo...

Caravinagre, para mí fue una de las historias del verano que menos conocía antes de abordarlas y la que más me impresionó.

Y no he estado en Islandia, no, pero yo también le tengo muchas ganas. Hace poco se me ocurrió que no sería difícil hacer un viaje islandés en vespa: tirar hasta Copenhague, embarcar (el barco tarda un par de días y para en las islas Feroe, toma ya), bajarse en Reijkiavik y dar una vuelta a la isla. Problemas: es fácil escribir croniquillas sobre un pueblo que se llama Buenasbodas o Diosleguarde, pero a ver quién es el guapo capaz de contar algo sobre Hodnavorjakullstromun (así, por decir algo). Y no es lo mismo que se te pele el cable del embrague cerca de Ponferrada que en medio de un desierto volcánico en el círculo polar. Pero vamos... qué ganas, ¿eh?

Y a ver si visito tu blog, que lo tengo descuidado y me gustaba mucho-mucho.

Anónimo dijo...

Es que la verdad que impresiona esta gente. Y te hago otro apunte, foral esta vez, ¿los espeleobuceadores Tritón son de Estella y ningún medio navarro ha publicado nada sobre ellos?

Yo quiero ir a Islandia en 2008, todo depende de las vacaciones y de otros factores. Evidentemente, no en Vespa. jeje. Ahora vivo en Madrid desde hace tres meses y entre añorar las tierras navarras, leerte y ver tantos mapas me está despertando un ímpetu de viajes atolondrados. A mí me tira mucho plantarme en aquella isla y recorrerla (y no es tan frío como parece, salvo el interior -deshabitado-). Y las croniquillas de 'Hodnâvorjäkullströmun' pues... ya nos apañaremos con algo de inglés, ¿no? Supongo que en Djibuti escribir croniquillas y hablar con la gente tampoco sería fácil, ¿no?
Hay un 'norte' que aun me fascina más que Islandia, que es Svalvard. Ahí está la ciudad habitada más septentrional del planeta. Eh, y hay pesqueros vascos y bacaladeros. También una colonia y una mina rusa. Y disfrutar del verano polar tiene que ser una gozada. Hay barco y avión desde Tronso y Trodheim, creo, una vez por semana.

Tranquilo, Ander, hasta yo mismo tengo descuidado mi blog. Pero gracias por el halago. Estás invitado a pasarte y quedarte por el blog cuando quieras. jeje.

Ander Izagirre dijo...

Caravinagre, esto es curioso: hablamos de islotes árticos y nos calentamos.

Ahora vas a quedarte helado: ese bacaladero vasco al que se refiere la noticia (el "Bahía de Guipúzcoa") pertenece a la empresa en la que trabaja mi madre. En Pasajes de San Pedro. Alguna vez he pensado en pedir un sitio a bordo para navegar desde Pasajes hasta Hammerfest (norte de Noruega). Tardan nueve días. Allí repostan y salen a pescar para dos o tres meses. Esto ya sería demasiado, pero al menos viajar en un bacaladero hasta Hammerfest tiene que ser la leche, y luego ver por dónde tira un viaje en el que te dejan plantado nada menos que en Hammerfest...

Y ese plan de Svalbard... bufff... calentón, calentón. Caravinagre: deberíamos planear un viaje, ¿no crees?

Por cierto, Islandia y Yibuti son los dos países más parecidos del mundo en cierto ámbito. A ver si adivinas cuál.

Anónimo dijo...

Epa Ander,
Siento entrometerme en una conversación, no soy Caravinagre, pero soy una cotilla y necesito saber en qué se parecen esos dos países...

Ander Izagirre dijo...

No te entrometes, Ane, por supuesto. Se agradece la curiosidad.

La respuesta: geología.
Tanto Yibuti como Islandia son dos mecas para geólogos.

Yibuti está situado sobre un delgadísimo puente que aún separa dos placas continentales (la africana oriental y la arábiga). Las cortezas continentales tienen 40-60 kms de espesor, pero bajo los pies de los yibutíes sólo hay tres kilómetros de tierra. Luego, magma y chupinazos. En Yibuti puedes ver, a simple vista, una gran raja que parte el desierto en dos, señal de la separación de los continentes (se separan un par de centímetros al año, una velocidad bárbara en términos geológicos, y abundan los terremotos, las erupciones...).

De Islandia conozco menos, pero sé que es un pedazo de tierra que emerge de la gran dorsal atlántica, una enorme cordillera submarina que se ha levantado en el punto de fricción entre la placa europea y norteamericana (o algo así). En Islandia también hay terremotos, erupciones, géiseres...

Si te interesan las conexiones raras entre países, te recomiendo el texto que he publicado hoy mismo, 19 de octubre (Zoetemelk por las ramas...).

¡Salud!

Anónimo dijo...

Gracias Ander.

De Yibuti tenía una pequeñísima idea, gracias a tu maravilloso (no es por ser pelota, pero soy pasional y cuando algo me gusta, me gusta de verdad) libro, pero de Islandia no. Ya me gustaría ir también, es un viaje que tengo en mente. Yibuti, por el momento, lo dejo, ya que todo clima que supere habitualmente los 20º hace que me obsesione con el calor y me provoca alucinaciones relacionadas con el agua.

Osasuna para tí también!

Anónimo dijo...

Ander, Ander...
Helado no, lo que me estoy es alterando mucho. Pero de emoción. Sí que es curioso lo de que nos calentemos tanto los cascos con islotes árticos.
Y viajar en un bacaladero tiene que ser la re-leche. De hecho, lo había pensado alguna vez... embarcar en algún pesquero durante unos días. Vi algún reportaje sobre la vida en los pesqueros vascos y lo pensé: senegaleses, nigerianos y viejos lobos de mar 'entxapelados', todos en las misma cubierta. Un bacaladero que viaja hasta Noreuega tiene que ser una gozada. Acabo de ver dónde está Hammerfest (¡bendito google maps!) y no está nada mal. Está en un lugar fantástico. He visto incluso billetes de tren (domésticos) en Noruega, no son caros, pese al nivel de vida.
¿Te animarías a ir a Svalbard?
Yo a Svalbard tengo intención de ir tarde o temprano, no es un lugar de tan difícil acceso como parece. Su principal ciudad se llama "La isla del año (más) largo" (Longyearbyen). ¿Qué te parece?
¿Cómo lo ves? ¿De cuánto tiempo estaríamos hablando?

Respecto a lo de Islandia y Yibuti... No lo hubiese sospechado. Sí que había leído lo de la brecha que separa Yibuti en dos trocitos cada vez más rápido. En Islandia, ¿ocurre lo contrario? ¿Emerge? No lo tengo muy claro. Viajaste con geólogos, ¿no? Los de Pangea, digo.

Ane, por supuesto que no te entrometes, se agradecen aportaciones al debate islandés.

Un saludo a los dos.

Ander Izagirre dijo...

Caravinagre: iría encantadísimo a las Svalbard. Déjame un poco de tiempo (pasado mañana salgo para Marruecos), vete madurando la idea y tenme informado. Ya haremos un plan (los islotes más chungos del planeta o cosas así).

Otra idea: viajar al punto más alejado del mar (está en un desierto chino, cerca de Mongolia y Kazajstán) y después al punto más alejado de tierra (le llaman Punto Nemo, está en pleno océano Pacífico, y por eso es imposible ir allí: lo sustituimos por la isla más alejada de cualquier continente, que es la isla de Pascua, a 4.500 kms del más cercano).

¡Calentón, calentón!

Anónimo dijo...

Ander, te mando un mail en cuanto pueda. Iré madurando la idea, creo que puede ser un buen proyecto de viaje.
El desierto supongo que será el del Gobi, ¿no? Tengo entendido que es uno de los más duros y enigmáticos. Conmigo trabaja una chica que viajó con su novio en el tren transmongólico (o transmongoliano) Pekín-Moscú, pasando por Ulaambaatar y parte del Gobi (creo). La Isla de Pascua también es un puntazo.

¡Calentonazo, calentonazo! Ya lo hablaremos. Veo futuro a estos viajes.

Bueno, ante todo, Ongi Ibili Marokon.
Esperamos croniquillas (durante o después del viaje) ¿Es un viaje muy largo? ¿A dónde te nos escapas esta vez? ¿Y con qué planes?

Agur bero bat.

Anónimo dijo...

Busco un cuadro de Sorolla y te descubro... fantástico.
Esta mañana mi hijo y su compañera han estado muy cerca de la muerte en plena inmersión. El mal tiempo y las muchas ganas... el no seguir los protocolos en su totalidad.
¿Cuántos buceadores se accidentan por culpa de no seguir exhaustivamente dichos protocolos? Muchos, la mayoría se salvan; pero en caso de ser espeleólogos no tendrían tanta suerte.
Mi hijo no ha precisado de ayuda, en el último momento han tomado las medidas necesarias, y eso me tranquiliza porque, aunque jóvenes, han demostrado sensatez.
Los lagos subterráneos son muy sensibles a su explotación, más de uno se ha secado con resultados medioambientales muy funestos, se debe tener mucho cuidado con ello. Los pantanos, al ser artificiales, son depósitos de más, que pueden ser explotados hasta la extenuación sin graves consecuencias.
Un abrazo.

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