Tanta sencillez, tanta sencillez, y casi se nos olvida que no hay cosa más sencilla que echar a perder un plan. Basta con frenar a destiempo la rueda delantera, en una cuesta mojada, y zas: la vespa por los suelos y los planes rayados -pero no quebrados, por suerte-. Ha ocurrido esta mañana, cuando Josema llevaba la vespa a pasar la ITV.
Vamos por partes. Primero: Josema está bien. Tiene el dolorcillo del golpe en el hombro y la cadera, pero ni un solo rasguño. Así pues: "Que no pare Vespaña", como empezaba el mensaje que me ha enviado esta mañana.
Segundo: la vespa luce ahora unas honrosas rayas, un buen desconchón en la pintura y algún pequeño bollo, se le ha mellado el faro delantero y, lo peor de todo, se le ha partido la maneta del freno. Sábado por la mañana: todos los talleres de motos cerrados. Después de patearme de arriba abajo el barrio de Gros, en un almacén remoto me han conseguido una maneta nueva. Josema la ha colocado esta misma tarde. Así que la vespa está magullada pero dispuesta para arrancar.
Tercero: la capacidad de Josema para disfrutar con cualquier suceso ha alcanzado hoy un grado asombroso. Uno le oye explicar el accidente y parece que hasta le ha gustado. Se ha caído en la empinada cuesta de Oriamendi, bajando hacia Hernani, a las 8.15 de la mañana. Ya que iba a la revisión, se le ha ocurrido ir probando los frenos. Ha frenado la rueda delantera con demasiada brusquedad, el asfalto estaba húmedo y ha patinado. Vespa y piloto han ido al suelo y han resbalado una veintena de metros tranquilamente. "Como los futbolistas cuando meten un gol y se tiran en plancha por la hierba mojada", me ha explicado Josema por teléfono, siempre analgésico.
"En el momento en que caes, con el susto, la mente se anula. Pero luego ya me he visto en el suelo, resbalando recto y sin peligro, sin coches ni obstáculos. Habrá durado dos segundos, pero me ha dado tiempo a pensar que llevaba la chaqueta con protecciones y el pantalón reforzado y que iba bien. También me he acordado de las explicaciones de los profesionales sobre las caídas: hay que dejarse llevar, no hay que intentar clavar las piernas para frenar porque entonces sí que te puedes romper algo, hay que protegerse con los hombros y los brazos... Y así he ido resbalando y parando poco a poco, muy suave. No es que haya disfrutado a tope, pero la experiencia ha estado bien. Me he levantado, he respirado fuerte, he visto que yo no tenía nada y me han entrado ganas de pasear un poco. El peor momento, cuando he visto la maneta del freno partida. ¡Qué rabia! Me he dado cuenta de que ya no podíamos pasar la ITV, de que era fin de semana y no podríamos encontrar un repuesto...".
¡No es que haya disfrutado a tope...!
6 comentarios:
Iba a decir que fantástico, pero me he dado cuenta de que me había dejado llevaar por el relato de Josema. Tremendo.
Sin embargo, Josema tiene una que contar. Y tú.
La primera.
Adictos a las historias.
Esto es Vespaña.
No, ¡si no parece que Josema no ha disfrutado a tope! ;)
Me he reído leyéndola.
Se ha cumplido lo que te deseaba Nahum en la primera entrada. Horror, a mí que ni me vea.
Vaya Ander, me alegro de que haya sido solo un sustillo. Que buena la frase de Josema. Os leo desde aquí...
Creo que hay un lector gafe.
Aun así, qué lujo: de aquellas caídas estas historias.
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