domingo, 2 de noviembre de 2008

Esto es el terrorismo (y esto, el nudismo)

Antes de pasar página del todo, hay que contar algunas cosas. Hay que mostrar el terrorismo.

A veces se discute si conviene divulgar lo que hacen los terroristas, si no será darles la publicidad que buscan. Algunos hasta piden un apagón informativo. Creo que debemos hacer lo contrario: contarlo todo, hasta el último detalle. No se trata de contar lo que dicen, sino lo que hacen. Lo que dicen: "lucha revolucionaria", "héroes del pueblo", "lucha contra la opresión", "libertad". Lo que hacen: cráneos reventados, cuerpos mutilados, charcos de sangre, sesos, vísceras.

El otro día, en Pamplona, no ocurrió una carnicería por cuestión de minutos y metros. Hubo coches ardiendo, cristales rotos y una veintena de heridos. Y hubo mucha angustia. Nuestros amigos estaban allí. Pasamos un buen rato sin saber qué les había ocurrido. Algunos de ellos nos han contado en sus blogs lo que pasó. Lo cuentan desde dentro. En sus relatos os encontraréis con la cobardía del terrorista y el coraje de sus víctimas. Hay que leerlos:

-Javi estuvo buscando a los suyos.
-Mònica hace el recuento de la gente que pasó junto al coche bomba unos minutos antes.
-Cuando explotó la bomba, Josean -con cuajo- dijo a sus alumnos que aguantarían trabajando, como los músicos del Titánic.

En Diario de Navarra, José María Romera escribió una columna titulada "Reclutamiento", en la que retrata a los tipos que aparcaron el coche bomba en la universidad. Copio un extracto:

"Los encargados de tenernos en vilo son ahora listos de estos, gente de alto cociente intelectual por cuya cabeza seguramente no pasa la tentación de saber, ni de aprender, ni de pensar siquiera. Se comprende que hayan atentado contra la Universidad, al fin y al cabo símbolo de todo lo que a ellos les resulta ajeno. Mientras unos cuantos pringados sin dos dedos de frente colocan explosivos, miles de universitarios asisten a sus clases para estudiar, mejorar, crecer y hacer futuro. Son dos concepciones algo divergentes de la juventud. Dos modelos de construcción social, por así decirlo. Uno esconde sus miserias bajo el disfraz de intrépido gángster, el otro se afana en alcanzar la excelencia hincando los codos. Es cierto que cuando actúa la fuerza bruta los primeros llevan todas las de ganar. Pero el tiempo del idiota es corto y no va más allá de lo que dura el ruido de la explosión. Una vez pasado el susto, vuelve el estudiante a su aula y la rata a su alcantarilla. Uno al reino de la luz, el otro al de las apestosas tinieblas".

El tiempo del idiota es corto.

Ahora vámonos a la playa nudista de Allendegui, a reírnos un rato. Qué bien me lo paso leyendo a Allendegui. Es un alivio.

* * *

ACTUALIZACIÓN: ¿Qué hicieron los alumnos de Periodismo después del atentado? Lo cuenta de maravilla Ramón Salaverría.

NUEVA ACTUALIZACIÓN. Escribe Ramón: "Ayer sábado por la tarde mantuve una sesión de trabajo durante dos horas con una decena de alumnos y alumnas de 3º de Periodismo, para analizar cuestiones informativas del atentado y para planificar trabajos al respecto. El matiz interesante es que fueron ellos quienes me convocaron. Sábado por la tarde, insisto. Y hay quien dice que son pasivos. Que se contentan con mirar el telediario. Que, en fin, no son periodistas. Ja. Estos días no me cabe el orgullo de ser profesor de gente tan buena como ésta".

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ander, muchas gracias por recomendar el post. Me alegra mucho que te hayas echado unas risas a costa de los nudistas.
Coincido contigo en lo del terrorismo y de la necesidad de contarlo. De hecho me has inspirado otro post, que escribiré con un poco más de calma.

Ángel Ruiz dijo...

Muy buena la entrada y muy buenos todos los enlaces.

Luis dijo...

Realmente creo que no todo esta perdido. A veces me pregunto cómo una sociedad que no está tan jodida, tiene políticos como los que existen. Pensar nos hace libres sin duda.

Por cierto Ander, "Los sótanos del mundo" son una gozada.

June Fernández dijo...

Estoy de acuerdo con ese principio de no contar lo que dicen, sino lo que hacen. Qué bueno Salaverría. Ponerse cascarrabías con lo pasiva que está la juventud y demás (que yo también lo hago) no sirve más que para desmoralizar. Situaciones como las que cita no sólo nos dan esperanza y alegría a todos, sino que lo mismo ayuda a poner las pilas a algún que otro estudiante. Y al profesorado, claro, porque no creo que ese grupo de estudiantes acudieran a Salaverría al tuntún.

Ander Izagirre dijo...

Efectivamente, June: esa reunión dice mucho de los alumnos que acudieron y también de Ramón Salaverría.

Luis, me alegro de que te gustara el libro. Gracias.

Marc Roig Tió dijo...

Muy buen post y completísimo. Gracias a él he navegado -a muchos nudos- por internet: increíble selección de enlaces y me quedo con los alumnos de 3º de periodismo y su clase magistral.

Nahum dijo...

Pasar página, pasar página.

La vuelta a la normalidad es la mayor victoria.

Que la Universidad siga siendo un ámbito de libertad, una garantía.

El cariño de tanta gente, el mejor consuelo.

El post de Allendegui, un descojono necesario.

(Ah, varios profesores estamos recopilando toda la labor periodística que los alumnos hicieron durante ese día. Os anticipo que va a ser una pasada...)

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