A Javier Olabe le llegó un mensaje al correo y lo aprovechó para escribir la siguiente columna:
CANCER
Yo espero que ustedes tengan el corazón de no borrar este mensaje!!
Hola, mi nombre es Amy Bruce. Yo tengo siete años y tengo un severo cáncer de pulmón como fumador pasivo. Yo también tengo un gran tumor cerebral producto de varias metástasis. Los médicos dicen que moriré pronto si no hace algo, y mi familia no puede pagar las cuentas. La Fundación “Pide un Deseo” (“Make a Wish”), ha convenido en donar 7 centavos por cada vez que alguien reciba y envíe adelante este. Para todos ustedes que envíen copia de este e-mail, les doy las gracias y todos aquellos que no lo harán, recuerden que todo lo que “Va, se regresa”. Tengan corazón, por favor envíen este e-mail a todas sus amistades.
Dra. Silvia Moguillansky
Coordinadora de Imágenes
Hospital Nacional de Pediatría
“J.P.Garrahan”
PD: HACER UN FORWARD NO CUESTA NADA
P.D. Fumador Pasivo, significa el receptor indirecto del humo que expiden las personas que fuman, en este caso, sus padres fueron los que causaron el problema.
CANCER
Yo espero que ustedes tengan el corazón de no borrar este mensaje!!
Hola, mi nombre es Amy Bruce. Yo tengo siete años y tengo un severo cáncer de pulmón como fumador pasivo. Yo también tengo un gran tumor cerebral producto de varias metástasis. Los médicos dicen que moriré pronto si no hace algo, y mi familia no puede pagar las cuentas. La Fundación “Pide un Deseo” (“Make a Wish”), ha convenido en donar 7 centavos por cada vez que alguien reciba y envíe adelante este. Para todos ustedes que envíen copia de este e-mail, les doy las gracias y todos aquellos que no lo harán, recuerden que todo lo que “Va, se regresa”. Tengan corazón, por favor envíen este e-mail a todas sus amistades.
Dra. Silvia Moguillansky
Coordinadora de Imágenes
Hospital Nacional de Pediatría
“J.P.Garrahan”
PD: HACER UN FORWARD NO CUESTA NADA
P.D. Fumador Pasivo, significa el receptor indirecto del humo que expiden las personas que fuman, en este caso, sus padres fueron los que causaron el problema.
“La divina Providencia es el cuidado amoroso con que Dios conserva y gobierna las cosas y especialmente a los hombres”. Más cierto que el Evangelio, y nunca mejor dicho. Andaba yo desnortado buscando de qué escribir, y he aquí que la divina Providencia me obsequia con esta joya en mi buzón de correo-e. Sería una temeridad y un pecado horrendo desplantar al Altísimo y tratar de otra cosa, despreciando los designios de Su sabiduría. Sólo lamento no tener el tiempo ni el talento precisos para glosar semejante prodigio
“Hola, mi nombre es Amy Bruce”, sigue el mensaje, y se agradece la presentación. “Yo tengo siete años y un severo cáncer de pulmón como fumador pasivo”. Aquí se explica por fin el rótulo tremendo: la simpática Amy, que tan desgarradoramente nos urgía a no borrar su mensaje, revela el motivo de su premura. “Yo también tengo un gran tumor cerebral producto de varias metástasis”: parece que la desgracia se ha cebado en la pobre Amy, por quien ya sentimos una conmiseración notable. “Los médicos dicen que moriré pronto” (con un cáncer de pulmón y un GRAN tumor cerebral no hace falta ser médico para emitir semejante oráculo) “si no se hace algo, y mi familia no puede pagar las cuentas”. Y es que los pobres, ya se sabe, han sido desgraciados de toda la vida de Dios. “Si no se hace algo”, dice el mensaje, y lo suscribo completamente: hay que hacer algo para paliar la desdicha insólita de la niña desgraciada, y pronto, ya que un cáncer de pulmón y un tumor cerebral (grande, además, no se vayan a pensar que es uno de esos tumorcillos benignos que no tienen más que agua y revientan cuando menos se lo espera para regocijo general del finado presentido, sus apenados padres y demás familiares e interesados) no son cosa de broma. ¿Pero qué? ¿QUÉ? Sólo un punto y seguido nos aparta de la solución a la calamidad torva de la niña más desgraciada del mundo: “La Fundación ‘Pide un Deseo’ (‘Make a Wish’) , ha convenido en donar 7 centavos por cada vez que alguien reciba y envíe adelante éste”. Esto ya no está tan claro. Parece ser que hay una Fundación, con nombre tan roncero y festivo como “Pide un Deseo”, que va a donar 7 centavos cada vez que alguien reciba y “envíe adelante éste”. Con una Fundación tan rumbosa como protectora, me parece que Amy va a tener cáncer severo y gran tumor para rato. Sin embargo, no renuncio a ayudar como sea a la gentil enfermita, y me lanzo a cumplir las condiciones que estipula la roñosa Fundación para que le llegue cuando menos la exigua propineja con que está en mi mano obsequiarla. Se pide, en primer lugar, recibir el mensaje (la frase dice en realidad que lo que hay que recibir es un centavo, pero como lo único que me ha llegado es el mensaje desgarrador, aventuro una interpretación benévola y disculpo el desliz gramatical de la niña, a la que su infausta suma de enfermedades ha mantenido sin duda apartada de la escolarización propia de sus siete años); hasta aquí, ya he cumplido. La segunda condición ya se me hace más ardua: “envíe adelante éste”. Vuelvo a presumir que “éste” es el mensaje, y desconsolado por la urgencia de salvar a la niña me pregunto qué será enviar algo adelante. Además, el enviar adelante el mensaje no sólo apareja la parva donación antedicha en pro de Amy, sino que hace al benefactor digno del agradecimiento de la enferma, expresado con ternura infantil en la línea siguiente. Pero es que el no hacerlo acarrea una maldición mefítica, que creeríamos impropia de una niña de siete años si ignoráramos que está familiarizada con los reveses más siniestros de la realidad: “Todo lo que va, se regresa”. Maldición avalada por la autoridad de la Dra. Silvia Moguillansky, “coordinadora de Imágenes” (?) del Hospital Nacional (pero ¿nacional de dónde?) de Pediatría “J.P. Garrahan”, que sin duda está iniciada en la perfidia arcana de la niña calamitosa, y explica que “Hacer un Forward no cuesta nada”. Por si acaso, obedezco.
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