Ayer subimos al Hlidarfjell, una pirámide negra de 771 metros que se alza sobre el lago Myvatn y su entorno marciano (conos volcánicos, cráteres despanzurrados, desiertos de lava, lagunas humeantes, campos de fumarolas y sulfataras...). Después de un par de horas de subida por las laderas de riolita del volcán, en la cima no encontramos ningún hito de piedras como el que nos había dibujado Agustín. Sólo había un sismógrafo y algunos amontonamientos de rocas que removimos durante un rato, sin éxito. Nos marchamos pensando que alguna tormenta habría derribado el hito hace décadas y que un vendaval se habría llevado la botella rodando monte abajo o que quizá la teníamos a medio metro de nuestras botas, enterrada entre pedruscos.
Estábamos en una de esas situaciones en las que uno busca consuelo en las metáforas ("el verdadero mensaje de Agustín eran las maravillosas vistas desde lo alto del volcán" y tonterías del estilo) y me acordé de un relato de Slawomir Mrozek. Lo cito de memoria: unos piratas navegan durante meses en busca de un tesoro, pasando mil penurias, y por fin encuentran la isla donde está enterrado. Excavan en el punto indicado, sacan el cofre y al abrirlo descubren una nota: "No hay ningún tesoro, bobos. Que os den por saco". Uno de los piratas dice: "Bueno, el camino es más valioso que la meta, buscar algo es más importante que encontrarlo...". El jefe de los piratas le pega un tiro y lo mata. "Las moralejas están bien", dice, "pero hasta cierto punto".
Pues eso.
Y aquí, algunos consuelos del pirata:
6 comentarios:
Casi me da pena estropear este "0 comentarios" para decir que las imágenes me dejan sin palabras.
Diantre, cuarenta años son muchos años y más en una isla temblona y volcánica como Islandia. Ahora, a por Martín de Villafranca. Y Akoureiri y demás rincones exóticos. AUnque sea sin moraleja ni tesoro.
Un abrazo. Y cuidaros.
P.D.: Grande, Slawomir Mrozek. Yo también tengo relatos suyos.
¡Qué hermosos paisajes!
El cuento de Mrozek es la versión heavy de El escarabajo de oro (Poe).
¡Y qué buena letra la del cartógrafo!
Semejante consuelo os haría olvidar prácticamente la botella ¿no? Qué preciosidad.
PD.- ¡me encanta el mapa!
La botella no se olvida. Pero tenemos un miligramo de esperanza: le contamos la historia al encargado de la oficina de turismo de la zona, se entusiasmó y prometió preguntar a los granjeros de la zona para ver si alguien alguna vez había bajado el mensaje de Agustín del volcán. Casi imposible, pero...
Sí, la verdad es que la aventura y su desenlace recuerda a bastantes historias de ficción... A mí me viene a la memoria 'El tesoro de Sierra Madre'...
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