Hveragerdi es un pequeño pueblo de 2.000 habitantes en el sudoeste de Islandia, al que llegamos el pasado sábado por la tarde. No es un pueblo turístico pero ofrece un puñado de curiosidades. Las casas están construidas sobre una extensión de lava de hace cinco mil años, en una zona de gran actividad sísmica y en la cercanía de un campo geotermal, del que brotan fumarolas y chorros de agua hirviente. En el suelo de la biblioteca local han dejado un espacio translúcido para contemplar una fisura del terreno: es parte de la grieta que separa la placa euroasiática y la norteamericana. La biblioteca presume de estar construida sobre dos continentes. Los vecinos aprovechan las aguas hirvientes: calefacción gratis para las casas, y calor y luz para los famosos invernaderos de Hveragerdi, donde cultivan toneladas de tomates y otras hortalizas y plantas (ojo al dato: Islandia es el mayor productor europeo de plátanos, si no contamos las Canarias).
El otro atractivo de Hveragerdi es su simulador de terremotos: una sala que tiembla como si la estuviera sacudiendo un seísmo de 6 grados Richter. Cuando llegamos el sábado por la tarde, la sala ya estaba cerrada. Así que nos marchamos sin probar un terremoto gordo.
Ayer, a las 15.46, un terremoto de 6,1 grados Richter con epicentro en Hveragerdi sacudió el sur de Islandia. En el mismo sitio del simulador y con la misma potencia.
Josu y yo estábamos en Tolosa, escuchando la charla del explorador polar Ramón Larramendi (a quien encontramos en Reykjavik), cuando nos llegó un sms de Jesús, uno de los basauritarras que vive en la capital islandesa: terremoto de 6,1 grados, las casas han temblado, todo bien, os lo perdisteis por poco. Josu habló con Lorena, mujer de Miguel, madre de Estrella Björt y cuidadora de media docena de niños en su casa: el temblor fue potente y Lorena salió con las criaturas a la calle, por si acaso.
Dicen las noticias que en las casas de Hveragerdi cayeron cuadros, lámparas y muebles; dos viviendas se derrumbaron en la cercana Selfoss; la gente salió corriendo y gritando a la calle; hubo 28 heridos. Después se registraron diez réplicas superiores a 3 grados. Las autoridades pidieron a la gente que no pasara la noche en casa, por temor a réplicas más potentes, y montaron tiendas de campaña para todos.
También leo que el terremoto se notó en las islas Vestmannaeyjar, donde encontramos los secaderos de bacalao de los que os hablé ayer. Fijaos de nuevo en esas fotos. Menudo arranque para una película islandesa: la tierra cruje, la isla volcánica tiembla, ristras de miles de cabezas de bacalao se balancean y entrechocan en el aire.
(Casos que probablemente ocurrieron ayer en Hveragerdi:
1) Menuda rabia si... Eres un turista. Pagas una entrada para el simulador de terremotos de magnitud 6. Después del simulacro, sales a la calle y te pilla un terremoto de magnitud 6.
2) Menudo mosqueo si... Eres un turista. Pagas una entrada para el simulador de terremotos de magnitud 6. Mientras estás dentro, fuera ocurre un terremoto de magnitud 6. No te enteras. Sales a la calle y te encuentras casas agrietadas y gente gritando y corriendo).